“¡Con menos entretenimiento y más info!” Dirían los críticos de los formatos informativos que apuestan hoy por imbricar sátira y actualidad para conquistar nuevos públicos. Pero lejos de ser mayoría, los detractores del infoentretenimiento se enfrentan a usuarios de un contexto donde contar con información sobre política está bien valorado y divertirse, más aun.
En un entorno comunicativo pilotado por la conexión a la Red de redes, la televisión continúa siendo el medio más poderoso a nivel mundial. Eso, sí, la “caja mágica” ni es ya mágica, ni es caja: por el contrario, encontramos muchísimos formatos audiovisuales que ahora se bifurcan y multiplican en la televisión bajo demanda o el consumo multipantallas.
Los informativos producidos por la televisión continúan siendo el medio más importante para conocer la actualidad para muchos usuarios, especialmente para aquellos de más de 44 años. En el Digital News Report de 2016 (ver Tabla 1) se explica la increíble brecha generacional en el consumo de noticias a través de canales interactivos y la televisión, aunque los primeros no excluyen el consumo de contenidos televisivos, que posteriormente son publicados en canales en línea.
Principal fuente de noticias entre radio y televisión según franjas de edad en 26 países. Fuente: Digital News Report 2016
Desde hace años hemos visto al modelo de la televisión comercial ganar terreno respecto al modelo de servicio público, con los TV shows estadounidenses como referente. Entre los formatos al amparo de este modelo se encuentra el infoentretenimiento.
A su vez, este mecanismo se “engrasa” con nuevas rutinas de consumo y tecnologías que favorecen la difuminación de las barreras entre información y ocio. El infoentretenimiento se caracteriza por la utilización de la prensa satírica y del humor para explicar la actualidad. El uso de dramatizados, marionetas y vídeos manipulados ofrece una nueva perspectiva a la información en televisión, y da lugar así a nuevas narrativas, nuevos usos de los contenidos informativos y de la propia información. En este contexto, el modelo lineal de informar-deliberar-decidir se complejiza y difumina, ya que informar no es solo informar sino también informar-entretener-compartir.
Se trata de un modelo emergente, en línea con lo que Lance Bennett llama la política del lifestyle, característica de las democracias post-industriales, donde la información no siempre va ligada a la toma de decisiones racionales sino a otros procesos de identificación, reconocimiento y participación social no ligados a la influencia —directa o indirecta— de la acción gubernamental.
Un estudio sobre el infoentretenimiento en la televisión española realizado por Salomé Berrocal, Marta Redondo, Virginia Martín y Eva Campos (2014) reconoce varias características en los programas de prime time de todas las cadenas: el uso de temas polémicos, el humor y la parodia, el rol destacado del presentador y la presencia de su interpretación de los hechos, así como las encuestas o entrevistas a pie de calle que ilustran las diferentes posiciones implicadas en el hecho. El estudio revela, además, que el infoentretenimiento tiene un tiempo privilegiado en las parrillas de programación de los canales generalistas más importantes de la TDT española, con 153 horas y 58 minutos a la semana. Tal y como se puede observar en la Tabla más abajo, es La Sexta donde el infoentretenimiento tiene un espacio más significativo, con respecto las otras cadenas generalistas.
Programas de infoentretenimiento en horario prime time. Fuente: Berrocal et al (2014)
El infoentretenimiento genera polémica en cuanto a su legitimidad como fuente informativa. Visto por algunos como un sostén de la comercialización de la televisión y como una desviación del periodismo y la información, el infoentretenimiento se asocia, desde esta perspectiva, a la banalización de la información, generando soft news, que colonizan los espacios informativos y alejan la atención del ciudadano de los temas verdaderamente relevantes.
Esto parece ser confirmado por el estudio citado anteriormente de Berrocal y otros investigadores que destaca que los vídeos más vistos sobre políticos tratan temas intrascendentes (e.g. “las hijas de Zapatero”, cómo se hurga la nariz el ex primer ministro británico, las relaciones personales del presidente francés y Carla Bruni o vídeos sobre las juergas del presidente Berlusconi), lo cual estaría robando terreno al periodismo serio y afectaría el razonamiento político y la participación en la esfera pública.
Göran Bolin, por el contrario, afirma que en realidad se trata de un proceso de diferenciación, donde el periodismo estaría tomando un camino más autónomo como subcampo de la producción cultural, y ganando en capacidad de controlar la televisión, no solo ya en el campo de los usos de información, sino además en aquellos estrechamente ligados al entretenimiento.
Más allá de las polémicas, cabría preguntarse por el éxito de estos programas y su capacidad para ofrecer alternativas de innovación a la televisión y a la vez contribuir a las necesidades tanto de entretenimiento como de información de los públicos.
Para Salomé Berrocal, Eva Campos Domínguez y Marta Redondo García la crítica es un estímulo importante para participar en la difusión y la compartición de vídeos de contenido político, puesto que en casi todos los audiovisuales se destacan rasgos negativos a través de la ridiculización, exageración o parcialización de la figura de los políticos; los elogios fueron menos frecuentes según los resultados de este estudio.
Pero en buena medida el éxito de estos formatos se debe a que el usuario, a la hora de difundir información política, opta por los valores de lo divertido y lo accesible a un gran público, en lugar de a criterios periodísticos de rigor o calidad informativa. Lo cual, para cerrar el círculo, podría estar dado por la impronta de Facebook, lo ligero y lo cool como nueva marca de las interacciones en la sociedad líquida.
Autora: Geisel García Graña